Una de las más inteligentes inversiones es plantar un árbol (por lo menos uno), cuando usted lo planta en su casa, calle, vecindario este árbol captura el carbono (CO2) que los combustibles fósiles (gasolina, kerosene, diésel) liberan a la atmosfera, además produce oxigeno para que usted respire y tenga una vida saludable.
La sombra que produce disminuye la cantidad de calor absorbida por concreto, asfalto y otros materiales de construcción que se liberan en la noche aumentando la temperatura de donde usted vive y haciendo su vida más dura.
El árbol además será parte del ornato de donde usted vive y haciendo más grato y armónico el lugar, además este factor incide su valor económico. Usted puede sembrar hasta en los huecos que quedan vacíos luego de que algún árbol muere o es talado en las aceras de sus calles. Preferiblemente busque especies con raíces que busquen profundidad y no anchura como por ejemplo Nin, Araguaney y Pilón. Ponga en la base de sus raíces tierra enriquecida con abono natural, trate de colocar alguna defensa y vigílelo hasta que el joven árbol tenga un buen tamaño, disfrute el crecimiento y desarrollo de su árbol que además es una herencia que deja a su comunidad, familia y al planeta y que marcará su paso por la vida mucho después que usted se vaya.
Si usted forma parte de alguna organización vecinal, social, cultural, la Misión Árbol puede ser una vía para plantar árboles a una escala más grande.
Si usted no puede financiar la compra de un árbol, puede probar con los comercios de su zona y pedirles colaboración para entre otras cosas comprar árboles de viveros, entre los cuales sugerimos chequear a la Fundación Instituto Botánico de Venezuela Dr. Tobías Lasser Tlf. (0212) 605-3996 donde adema le darán asesoría en esta y otras áreas como parte de su misión.
Fuente: www.fibv.org.ve
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